Desde que se publicaron las reformas y las modificaciones en materia de subcontratación laboral a mediados de 2021, en nuestro país comenzó un accidentado y confuso proceso de transformación para la mayoría de las empresas que, más que ver su fin en 2022, encontrará apenas el comienzo de una larga misión hacia la adecuación de los negocios en territorio nacional. Las repercusiones económicas y de competitividad pueden ser devastadoras para aquellos que, basados únicamente en el texto legal, hayan ejecutado cambios estructurales a nivel laboral, corporativo y comercial. Es preciso que la toma de decisiones se realice en compañía de especialistas en las distintas materias involucradas para recorrer con éxito los sinuosos caminos de esta transición.